SÍNDROME DEL DOLOR REGIONAL COMPLEJO
COMPLEX REGIONAL PAIN SÍNDROME
Leonidas J. Gutiérrez Brenes1 Melissa Bonilla Ugalde2 Pamela Martínez3
1, 2 y 3 Médico General, Caja costarricense del seguro social San José, Costa Rica.
Contactos: leonidasjosegb@hotmail.com, mbonilla@gmail.com, dra.martinezchaves@hotmail.com
RESUMEN
El síndrome de dolor regional complejo se presenta posterior a una lesión, trauma-
tismo o cirugía con un dolor que excede la dolencia inicial, además de deterioro
vasomotor y cambios tróficos. Su tratamiento no es estándar y debe darse un ma-
nejo multimodal, tanto farmacológico, rehabilitador y de control psicológico o en el
campo de la psiquiatría.
Palabras Clave:
Síndrome del dolor regional complejo, diagnóstico, tratamiento.
Cómo citar:
Gutiérrez, L., Bo-
nilla Ugalde, M., &
ABSTRACT
Martínez Chávez, P.
(2021). SÍNDROME
DEL DOLOR REGIO-
NAL COMPLEJO. Re-
Complex regional pain syndrome occurs after an injury, traumatism o surgery the
vista Ciencia Y Salud,
exceds initial pain, besides vasomotor deterioration and trophic changes. Its treat-
5(2), Pág. 82-86.
ment is not standardized and a multimodal approach is mandatory, including phar-
macological, rehabilitator and psychological or in the psychiatric field.
Keywords:
17/ene/2021
Complex regional pain syndrome, diagnosis, treatment
18/mar/2021
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2021 Gutierrez Brenes et al vol 5, número 2 Abril 2021 - Mayo 2021 DOI: https://doi.org/10.34192/cienciaysalud.v5i2.266
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INTRODUCCIÓN:
El síndrome de dolor regional complejo (SDRC) es un término creado para distinguir otros tipos de dolor
crónico o denominaciones en desuso. La IASP define el Síndrome de Dolor Regional Complejo (SDRC)
como: “variedad de condiciones dolorosas de localización regional, posteriores a una lesión, que presentan
predominio distal de síntomas anormales, excediendo en magnitud y duración al curso clínico esperado del
incidente inicial, ocasionando con frecuencia un deterioro motor importante, con una progresión variable
en el tiempo” (1). La diferencia entre el SDRC I (DSR) y el SDRC II (Causalgia) radica en la presencia en esta
última de lesión de un nervio periférico.
Caracterizado como un dolor localizado en una región específica y distal posterior a una lesión o trauma-
tismo; en menor medida por una cirugía, ictus o infarto. Generalmente se presenta en el brazo o pierna y se
caracteriza por exceder el dolor inicial y tener una duración mayor al pronosticado (2).
El SDRC se define por una sintomatología específica como alteraciones a nivel dermatológico, tales como:
el edema, sudoración y también una disfunción vasomotora. Su primera descripción fue dada por Claude
Bernal en el año 1851. En el año 1995 se agrupó una serie de trastornos como la Atrofia de Sudeck, la cau-
salgia y la atrofia ósea aguda bajo este término (2).
Epidemiología
La tasa de incidencia se estima en 0.005% habitantes por año. Mientras que la tasa de prevalencia de 0.02%
y la prevalencia tras una fractura varía del 0.03% al 37%6. La máxima afectación desde la quinta a séptima
década de la vida, con una proporción entre mujeres y hombres de 2-3: 1 (3).
Factores de riesgo
Los factores que predisponen al paciente a presentar este síndrome son el tabaquismo, los problemas psi-
cológicos y también enfermedades del metabolismo (4).
Signos y síntomas
Este síndrome presenta una serie de signos y síntomas principales: dolor intenso, hiperestesia, hiperalgesia,
alodinia, deficiencias sensoriales, hipoestesia, tumefacción, cambios de color y temperatura, anomalías de
sudoración, cambios en la piel: palidez, fibrosis, hiperqueratosis piel brillante y fina, alteraciones tróficas y
vasomotoras, atrofia muscular y ósea (1).
El criterio clínico es el de un dolor desproporcionado al traumatismo inicial. Los síntomas se dividen en cua-
tro categorías: sensorial (reporte de hiperalgelsia y alodinia), vasomotor (reporte de cambios de color de
piel o temperatura), cambios en la sudoración y edema (reporte de sudoración o edema), motor/tróficos
(reporte de disfunción motora y/o cambios tróficos). Se considerará SDRC con al menos un síntoma repor-
tado en tres de las categorías (5).
Respecto a los signos, se tendrá el criterio cuando haya un signo en por lo menos dos o más categorías:
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sensorial (evidencia de hiperalgelsia y alodinia), vasomotor (evidencia de cambios de color de piel o tem-
peratura), cambios en la sudoración y edema (evidencia de sudoración o edema), motor/tróficos (evidencia
de disfunción motora y/o cambios tróficos). También, se tomará como criterio clínico cuando ningún otro
diagnóstico explique mejor los signos y síntomas presentes (5). Estos son los criterios diagnósticos de Bu-
dapest (6).
Las concentraciones de péptidos también se encuentran en niveles más altos que en paciente normales.
Uno de los síntomas más prevalentes es la distonía, que sobre todo se presenta en la etapa inicial de la
enfermedad.
El SDRC se divide en tipo I y II, según el área afectada. El tipo I es aquel donde la lesión ocurre en las partes
blandas, antes denominada distrofia simpático refleja. Asimismo, este se divide en: grado I (dolor severo
que no se alivia con el reposo, vinculado a afecciones vasomotoras), grado II (moderada), grado III (forma
leve, usualmente no se diagnostica o pasa desapercibida). El tipo II presenta daño total o parcial del nervio
(7).
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico del SDRC se basa en la exploración clínica y el historial médico, además se complementa
con un número de pruebas como el escaneo óseo con inyección radioactiva o estudios al sistema nervioso
simpático (3).
Ciertos resultados pueden indicar SDRC tal como: pérdida de minerales en los huesos presente en rayos X,
cambios en el tejido en una IRM, entre otros (3). Los exámenes se utilizan para un diagnóstico diferencial,
pero no tendrán efecto en el tratamiento y pueden retrasar su inicio, el cual se recomienda empezar tem-
prano para no cronificar (4).
Para el diagnóstico de SDRC no se busca un signo patognomónico, sino la duración y severidad del cuadro.
No hay un gold standard, pero sí guías prácticas (7).
Respecto a antecedentes, para el SDRC II es necesario una lesión parcial o total del tronco nervioso perifé-
rico o una de sus ramas terminales. Para el SDRC I no se necesita este antecedente de lesión nerviosa (4).
El tratamiento es uno multimodal que va a tener facetas como el manejo conservador, farmacológico y tam-
bién intervencionista (6). Se enfoca en disminuir el dolor y aumentar la funcionalidad. Entre los tratamientos
iniciales se encuentra la fisioterapia, los corticoides y bifosfonatos. En el consenso de 1997 en Malibú se
plantea iniciar solamente con la terapia física, al promover posiciones normales y aumentar la funcionalidad
(6). Sin embargo, solamente el 30% de los pacientes se clasifica como recuperados (5).
La rehabilitación se utiliza como medida conservadora, sobre todo la cinesiterapia. Esta consiste en ejercer
movimientos comunes y estimular el tacto con roce de texturas. Hay evidencia de mejoría cuando el SDRC
se debe a una fractura en muñeca (6).
En el aspecto farmacológico, se han reportado casos exitosos con el uso de infliximab (anticuerpo mono-
clonal con potente acción antinflamatoria) (5). También se reportan casos con empleo de inmunoglobu-
lina intravenosa, de uso reciente. En neuralgias similares se utilizan los tricíclicos, la pregabilina, opioides,
parche de lidocaína y capsaicina tópica. Sin embargo, los antiinflamatorios no esteroideos no mostraron
beneficio en el tratamiento de SDRC I. Solo hay evidencia de mejoría con los corticosteroides orales (6).
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Asimismo, se recomienda añadir a los criterios de Budapest el chequeo por imágenes. De esta forma se
puede manejar la enfermedad con información importante sobre la eficacia del tratamiento. Además, se
considera que el tratamiento inicial debe ser más bien farmacológico, ya que una reducción de la inflama-
ción sería más resolutiva. Cuando la enfermedad se encuentra más avanzada, el tratamiento sí debe ser
global e incluir neurorehabilitación, ejercicios terapéuticos e intervenciones educativas para que el paciente
pueda manejar el dolor crónico (8).
Debido a su tratamiento complejo y no tan estandarizado, se está buscando cada vez más la forma de
prevención, es decir, una apropiada analgesia después de cualquier evento traumático o cirugía. Se debe
analizar la sensibilidad dolorosa del paciente al reanudar actividad.
También se habla de una prevención secundaria. Debe procurarse que los pacientes que ya han presentado
un cuadro de SDRC, en el caso de que se les vaya a efectuar una cirugía, la misma debe realizarse cuando la
enfermedad no esté exacerbaba. Dentro de los cuidados post-operatorios se debe mantener perfusión óp-
tima, evadir hemostasia por torniquete y se recomiendan infusiones de manitol durante la intervención (9).
La inflamación teóricamente aumenta la producción de radicales libres, destruyendo el tejido sano, por lo
que se aconseja el uso de eliminadores de estos tal como el manitol o el dimetil-sulfóxido.
El ácido ascórbico está relacionado a bajas posibilidades de desarrollar SDCR I. También, la Academia de
Cirujanos Ortopédicos recomienda 500 mg orales de vitamina C, en un período de cincuenta días después
de una fractura distal.
La toxina botulínica se ha propuesto como una posible mejora a la distonía, debido a su capacidad de inhibir
la producción de acetilcolina en las terminaciones nerviosas.
Dentro de terapias futuras, se cuenta con la naltrexona, antiinflamatorio antagonista de receptores toll. Aún
se requieren más estudios al respecto. También se considerará el polidesoxiribonucleótido, otro antiinfla-
matorio compuesto de ácido desoxiribonucléico complejo que baja el nivel de citoquinas (7).
DISCUSIÓN
Debido al difícil diagnóstico y tratamiento del síndrome de dolor regional complejo, es recomendable su
prevención y atención temprana. Hay diferentes criterios de diagnóstico y la bibliografía no recomienda
uno sobre el otro. Al desarrollarse, debe procurarse un tratamiento multimodal que se enfoque tanto en el
aspecto farmacológico como rehabilitador, conservador y la atención psiquiátrica o psicológica que bene-
ficie la evolución del paciente.
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