Vaginosis Bacteriana - Actualización y novedad terapéutica.
Bacterial Vaginosis - Update and novelty treatment.
Jose Pablo Salas Morgan1 Luis Carlos Angulo Moya2 Erik Garita Mendez3
1, 2, 3 Médico general. Trabajador Independiente, San José Costa Rica.
Contacto: jpsalas91@gmail.com
RESUMEN
La vaginosis bacteriana es la causa del flujo vaginal anormal más común en mujeres
en edad reproductiva. Esta patología se presenta en la mayoría de los casos de
forma asintomática y cuenta con una alta tasa de recurrencia. Desde la perspectiva
fisiopatológica, la vaginosis bacteriana se causa por un desequilibrio bacteriano
vaginal. Este desequilibro genera un desplazamiento de la flora vaginal normal y
como consecuencia se coloniza principalmente por bacterias anaerobias como:
Gardnerella vaginalis, Prevotella, Peptostreptococcus, Ureaplasma urealyticum,
Porphyromonas y Mycoplasma hominis. Las pacientes pueden presentar clínicamente
un flujo blanquecino o grisáceo, en ocasiones espumoso que puede ser maloliente.
Estas pacientes aparte de la clínica o sintomatología genital, también podrían
presentar un estrés psicológico que podría llevar al desarrollo de patologías de
índole psiquiátrica. El tratamiento de la patología se realiza con antibióticos, de
primera elección, dentro de los cuales se encuentra el metronidazol o clindamicina
vaginal u oral y como segunda línea se utiliza el tinidazol o el secnidazol, ambos
por vía oral. De igual forma, recientemente se han desarrollado nuevas terapias que
ayudan a evitar el alto porcentaje de recurrencia de la patología, como colonias de
Cómo citar:
Lactobacillus depositadas directamente en la vagina.
Salas Morgan, J. P.,
Palabras Clave: Vaginosis, Lactobacillus, Amsel, Nugent, Gardenerella.
Angulo Moya, L. C.,
& Garita Mendez, E.
Vaginosis Bacteriana
ABSTRACT
- Actualización y
novedad terapéutica:
Bacterial vaginosis is the most common cause of abnormal vaginal discharge in
Vaginosis Bacteriana.
Revista Ciencia Y
women of reproductive age. This pathology occurs, in most cases, asymptomatically
Salud Integrando
and has a high recurrence rate. From a pathophysiological perspective, bacterial
Conocimientos, 5(6),
vaginosis is caused by a vaginal bacterial imbalance. This imbalance generates a
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displacement of the normal vaginal flora and consequently, it is colonized mainly by
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anaerobic bacteria such as: Gardnerella vaginalis, Prevotella, Peptostreptococcus,
Ureaplasma urealyticum, Porphyromonas and Mycoplasma hominis. Clinically,
patients may present a whitish or grayish, sometimes frothy discharge that may be
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foul-smelling. These patients apart from the clinical or genital symptomatology may
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also present psychological stress that could lead to the development of pathologies
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of a psychiatric nature. The treatment of the pathology is carried out with antibiotics,
first choice, among which is metronidazole or vaginal or oral clindamycin and as
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a second line, tinidazole or secnidazole, both orally. Likewise, new therapies have
recently been developed that help to avoid the high percentage of recurrence of the
pathology, such as colonies of Lactobacillus deposited directly in the vagina.
Keywords: Vaginosis, Lactobacillus, Amsel, Nugent, Gardenerella.
INTRODUCCIÓN
Los primeros estudios sobre la vaginosis bacteriana se realizaron en 1892, por Krönig, un investigador alemán.
Él publicó dibujos de secreciones vaginales con tinción de Gram en mujeres con problemas de secreción (1).
En estos estudios se sugirió que los estreptococos anaerobios eran los agentes etiológicos (1). En 1955 fue
reconocida como entidad nosológica por Gardner, H.L. y Dukes, C.D. (1,2,3). Ellos indicaron que se trataba de
un síndrome denominado Haemophillus vaginalis vaginitis, el cual se creía que etiológicamente era causado
por el Haemophillus vaginalis. Posteriormente, se descubrió que el Haemophillus vaginalis no pertenece al
género Haemophillus y es actualmente conocido como Gardnerella vaginalis (2,3) Actualmente, la etiología
especifica es desconocida, (2,4) pero por parte de los expertos a nivel mundial se ha llegado a un conceso
mediante el cual, se considera que, es una enfermedad polimicrobiana (2,3,4,5). Esto principalmente por
el aumento de anaerobios y disminución de los lactobacilos vaginales (2,3,4,5). Esta patología se produce
cuando existe un desplazamiento de la microbiota vaginal (lactobacilos) normal hacia un grupo de bacterias
anaerobias causando un aumento del pH vaginal (2,3,4,5,6,7,8). La vaginosis es la causa más común de
una descarga vaginal anormal en mujeres jóvenes en edad reproductiva (2,3,4,5,6,7,9,10). Los síntomas
de esta patología varían y pueden ser inexistentes o problemáticos. Las implicaciones en la salud a futuro
de mujeres con vaginosis bacteriana pueden ser, pero sin limitarse a, un aumento en la susceptibilidad de
la adquisición de enfermedades de transmisión sexual, como VIH, gonorrea, clamidia, HSV; un aumento
de riesgo de parto pretérmino; riesgo de infección después de una cirugía ginecológica y enfermedad
inflamatoria pélvica (5,6,7,8,11).
De igual forma, se ha denotado que la salud mental y calidad de vida en estas mujeres se puede ver
drásticamente afectada (6), particularmente por la alta recurrencia de la misma (9). Se ha reportado que
estas mujeres podrían sentir desde vergüenza por el olor vaginal hasta cese total de relaciones sexuales,
inclusive han existido reportes de mujeres con depresión, disminución de su autoestima y disminución de
su productividad laboral (6).
Esta revisión bibliografía dotará al lector de conocimiento más reciente con respecto a la vaginosis
bacteriana, su epidemiologia, fisiopatología, diagnostico, clínica y el tratamiento actualizado; con el fin de
obtener el mejor resultado para las pacientes.
MATERIALES Y MÉTODOS
Para la presente revisión bibliográfica, se utilizó información derivada de diversas fuentes internacionales
recopilados de bases de datos como: Uptodate, New England Journal of Medicine, Dynamed, además de los
libros de texto especializados en la materia de ginecología y obstetricia. Esta información se usó de forma
referencial para compilar las investigaciones más recientes y relevantes que analizan esta enfermedad y
novedades terapéuticas, con el fin de aportar una investigación actualizada sobre la vaginosis bacteriana.
I.
EPIDEMIOLOGÍA
La vaginosis bacteriana es uno de los síndromes microbiológicos relacionados con el ecosistema vaginal
más comunes entre las mujeres en edad fértil y puede ser tanto sintomática como asintomática (2,3).
Aproximadamente el 50% de las mujeres son sintomáticas y experimentan mal olor vaginal, descarga
vaginal, prurito y aumento del pH vaginal (2). Esta enfermedad se presenta en más del 30% de la población
y puede llevar a complicaciones en la salud como: enfermedad inflamatoria pélvica y subsecuentemente a
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infertilidad, y las personas embarazadas a parto pretérmino. (12,13) En cuanto a las infecciones vaginales, la
vaginosis bacteriana es la causa del 40% al 50% de los casos; la candidiasis vulvovaginal representa la causa
en el 20% al 25% de los casos y la tricomoniosis es la causa en el 15% al 20% de los casos (9).
La prevalencia de esta enfermedad usualmente varía entre grupos étnicos y países, con una prevalencia
usual que ronda entre el 20-60% de la población y la media de edad afectada entre los 33 ± 8 años (2,3,14).
La zona en la que recientemente se ha documentado el aumento más significativo de prevalencia de la
vaginosis bacteriana es el Sureste Africano (2). Por otro lado, hay una prevalencia intermedia de esta
enfermedad en el Sur y Sureste Asiático, América Latina, el Caribe y Estados Unidos (2). Las zonas con
menor prevalencia son Australia, Nueva Zelanda y Europa del Este (2).
Se estima que 7,4 millones de casos de vaginosis bacteriana ocurren cada año en los Estados Unidos (3).
Las tasas de prevalencia están en el rango del 15% entre las mujeres embarazadas, del 20 al 25% entre las
mujeres jóvenes atendidas en clínicas de salud para estudiantes y hasta del 30 al 40% entre las mujeres
atendidas en clínicas de enfermedades de transmisión sexual (3). La prevalencia general en América del
Norte en mujeres en edad reproductiva (14-49 años) es del 27,4%, con una mayor prevalencia en mujeres
negras (33,2%) e hispanas (30,7%) que en mujeres blancas (22,7%) o asiáticas (11,1%) (3,4,13). Se desconocen
los motivos de las grandes diferencias en las tasas de prevalencia el grupo étnico y la región geográfica (3).
Otras características asociadas con un mayor riesgo de vaginosis bacteriana incluyen parejas sexuales
masculinas nuevas o múltiples, concurrencia de pareja, una pareja sexual femenina con síntomas de vaginosis
bacteriana, ser seropositivo al virus del herpes simple tipo 2 y fumar (4). Por el otro lado, se ha reportado
que el uso constante de condones se asocia con una disminución del riesgo de la enfermedad (4). Los datos
epidemiológicos han demostrado que las mujeres son más propensas a informar vaginosis bacteriana si
han tenido múltiples parejas sexuales, no están casadas, comienzan a tener relaciones sexuales a una edad
temprana, son trabajadoras sexuales, practican duchas vaginales con regularidad, practican sexo con otras
mujeres o si utilizan juguetes sexuales (11,15).
II.
FISIOPATOLOGÍA
El establecimiento de vaginosis bacteriana es causado por un desequilibrio de la flora bacteriana vaginal
caracterizado no solo por un cambio en el tipo de bacterias, sino también por un aumento en el número
total de estas (15). En condiciones normales, las especies de bacterias que predominan en la flora vaginal
son los lactobacilos productores de H2O2 (16). Por otro lado, en condiciones de vaginosis bacteriana las
principales bacterias encontradas son Gardnerella vaginalis, Prevotella, Porphyromonas, Bacteroides,
Peptostreptococcus, Mycoplasma hominis y Ureaplasma urealyticum (5,15,16,17).
Los lactobacilos productores de H2O2 son relevantes porque disminuyen la cantidad de otras bacterias
anaerobias que están presentes en la flora vaginal (16). Cuando los lactobacilos se pierden, el pH vaginal
aumenta y se produce un crecimiento excesivo de anaerobios vaginales (16). Este crecimiento de los
anaerobios produce grandes cantidades de enzimas proteolíticas de carboxilasa que descomponen
pépticos vaginales en aminas que son volátiles, lo cual explica los hallazgos clínicos de mal olor y aumento
de trasudado vaginal (5,16).
Aunque aún es incierto, se considera que la mayoría de las vaginosis bacterianas comienzan cuando la
bacteria Gardnerella vaginalis (localizada en intestino, vagina y pene) crea un biofilm, que permite que otras
bacterias proliferen en la vagina, ya que produce un ambiente anaeróbico (3,5, 10,15).
Existe una relación entre la vaginosis bacteriana y un riesgo aumentado de enfermedades de transmisión
sexual (15). Los reportes indican que esta relación se debe a diversos factores dentro de los que resalta
que la presencia de vaginosis bacteriana permite que el tracto genital superior sea más accesible por otros
patógenos vaginales, porque el biofilm asciende hasta el endometrio (15). Esta invasión de endometrio
puede explicar el vínculo entre complicaciones del embarazo, la enfermedad inflamatoria pélvica y
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vaginosis bacteriana. (3,15, 17) Además, otro factor relacionado a enfermedades de transmisión sexual se
presenta cuando en la vaginosis bacteriana se producen enzimas que disminuyen la actividad leucocitaria
del hospedero para combatir la infección y la actividad de endotoxinas que producen una mayor liberación
en citocinas y prostaglandinas en la vagina (15).
La carga bacteriana de M. hominis y en cierta medida, Ureaplasma spp, puede ser mucho mayor en
mujeres con vaginosis bacteriana que en mujeres sin esta afección (18). Por lo tanto, se ha sugerido que
M. hominis actúa simbióticamente con otros patógenos de vaginosis bacteriana o posiblemente como un
único patógeno (18). Sin embargo, numerosos estudios han arrojado resultados contradictorios sobre la
importancia de M. hominis en la vaginosis bacteriana y el examen detallado del microbioma vaginal aún no
ha proporcionado una respuesta definitiva (18).
III.
CLÍNICA
En cuanto a la clínica de la enfermedad objeto de estudio, se debe destacar que ésta en su mayoría es
asintomática, ya que entre un 50% - 75% de los casos de la enfermedad se presentan sin la existencia de
síntomas (5). La otra parte de los casos de vaginosis bacteriana suele presentar un cuadro caracterizado
por flujo vaginal, por ello se considera que esta patología es la mayor causa de flujo vaginal anormal en
edad fértil (5). El flujo que produce la vaginosis bacteriana puede estar asociado o no a mal olor y tiene
características particulares (19). Suele ser una secreción delgada, blanquecina o grisácea, en ocasiones
espumosa y normalmente cuenta con un pH de 5.0 a 5.5. (20)
Adicionalmente se indica que este flujo causado por la vaginosis bacteriana es homogéneo, con un olor
desagradable que suele describirse como olor a pescado al alcalinizarlo con hidróxido de potasio al 10%.
(20,21) Se ha reportado que este olor puede ser más fácil de percibir posterior a una relación sexual o la
menstruación y en ocasiones es posible observar un leve sangrado luego del coito (20).
Habitualmente, otros síntomas como dispareunia, disuria, ardor, prurito o inflamación vaginal no suelen
estar presentes en vaginosis bacteriana (5). Comúnmente, cuando estos síntomas están presentes se debe
a una vaginitis mixta, es decir es el resultado de la presencia de dos agentes patógenos (5). De igual manera,
se ha demostrado que los síntomas de vaginosis bacteriana cuentan con poco valor pronóstico por sí solos,
por lo cual con o sin ellos lo recomendable es realizar exámenes y evaluación (5).
IV. DIAGNÓSTICO
El diagnóstico de vaginosis bacteriana cuenta con un contexto histórico complejo (17). Actualmente se
utilizan diversos enfoques de diagnóstico que varían significativamente entre sí (17). Todos estos enfoques
son utilizados ampliamente en diferentes entornos (17). El diagnóstico de vaginosis bacteriana se realiza
por medio del uso de los criterios de Amsel o la Puntuación de Nugent (2).
El método diagnóstico más utilizado es el método de Amsel, el cual se basa en utilizar mayormente
parámetros clínicos. En este método, tres de los siguientes criterios deben estar presentes para realizar el
diagnóstico de vaginosis bacteriana: aumento de la secreción vaginal fina, homogénea y grisácea; pH de la
secreción superior a 4.5, olor a amina cuando se agrega una solución de hidróxido de potasio al 10% a una
gota de secreciones vaginales o presencia de células clave/guía (células epiteliales vaginales con aspecto
moteado debido al recubrimiento de bacterias) en preparaciones de montaje húmedo (2,6,16). En cuanto a
criterios clínicos para el diagnóstico de vaginosis bacteriana, se presentan las siguientes críticas, en primer
lugar, se ha indicado que, a excepción del pH, estos criterios se basan en parámetros subjetivos como la
apariencia del flujo vaginal o test de aminas; en segundo lugar, se establece que para la aplicación de estos
criterios se necesita experiencia en el hallazgo de células clave (16).
La puntuación Nugent también es un método confiable de diagnóstico comúnmente utilizado en estudios
de investigación (6,16). Este método no se observa comúnmente en la práctica clínica porque requiere la
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tinción de Gram de la muestra y se basa principalmente en parámetros microbiológicos (6,16). El puntaje
Nugent evalúa la cantidad de Lactobacillus generalmente presentes en la flora vaginal en relación con la
cantidad de otros organismos, como G. vaginalis y Mobiluncus spp, que están asociados con vaginosis
bacteriana (6). La muestra se puntúa en una escala de 0 a 10, los puntajes que caen en el rango normal
(0 a 3) indican que hay una presencia adecuada de Lactobacillus con la ausencia de morfotipos de G.
vaginalis y Mobiluncus spp., el rango intermedio (4 a 6) representa una disminución en las concentraciones
de Lactobacillus, con la presencia de G. vaginalis y Mobiluncus spp. y los puntajes en el rango más alto
(7 a 10) demuestran la ausencia de Lactobacillus y la presencia de grandes cantidades de G. vaginalis y
Mobiluncus spp (6).
En Estados Unidos, además de los criterios indicados, también se encuentra disponible el diagnóstico
molecular (3,4). Dentro de este tipo de diagnóstico se encuentra el ensayo Becton Dickinson BD Affirm
VP III, el cual es un ensayo de sonda de hibridación de ADN para la detección de G. vaginalis, mediante la
amplificación de su ADN (3,4).
En cuanto al cultivo vaginal, se debe indicar que este no es útil para diagnosticar la vaginosis bacteriana,
ya que muchos de los microorganismos asociados con la condición no son susceptibles de cultivo y porque
la colonización de la vagina con varios organismos puede dificultar la interpretación de los resultados
del cultivo (6,9). Es importante tener en cuenta que, aunque G. vaginalis es la principal bacteria asociada
con vaginosis bacteriana, su presencia no siempre indica una infección (6). Esta bacteria también se ha
encontrado en la flora vaginal de individuos sanos sin vaginosis bacteriana, inclusive se ha encontrado
presente en 55% de mujeres sin esta enfermedad (6).
V. TRATAMIENTO
El tratamiento de la vaginosis bacteriana, según las Guías de los Centros para el Control y la Prevención
de Enfermedades (en adelante “CDC” por sus siglas en inglés), se recomienda cuando la mujer posee
una infección sintomática (2,7,21) y para prevenir infección en periodos post aborto o histerectomía en
pacientes asintomáticas (7,21). La vaginosis bacteriana posee una resolución espontanea de hasta un 30%
en pacientes no embarazadas (7,20).
El régimen antibiótico recomendado por la CDC data del 2015 y de la Agencia Europea de Medicamentos
(en adelante “EMA” por sus siglas en inglés) del 2018 (2,4,6,7,21). Estos recomiendan la utilización de
uno de los siguientes antibióticos, metronidazol oral o vaginal, tinidazol o clindamicina oral o vaginal, en
pacientes sintomáticas que se encuentren o no embarazadas (2,4, 6,7, 21). De igual forma, recientemente
han surgido nuevos tratamientos de una sola dosis, tales como el secnidazol oral, aprobado en el 2017 por
la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (en adelante “FDA” por sus siglas en
inglés) (4).
i. Mujeres no embarazadas sintomáticas:
El antibiótico de primera línea a utilizar en mujeres no embarazadas sintomáticas es el metronidazol
o clindamicina, vaginal u oral (6,7,15,20). Este antibiótico tiene una probabilidad de cura del 70% al
50% a la cuarta semana de tratamiento (6,7). El régimen establecido según las guías más actualizadas
corresponde a: (4,6,7,20)
· Metronidazol de 500mg cada 12 horas vía Oral por siete días o Metronidazol en gel al 0,75% colocando
5g intravaginal una vez al día por cinco días.
· Clindamicina en crema al 2% intravaginal por cinco días, Óvulos vaginales de clindamicina de 100mg
cada día por tres días, o Clindamicina oral de 300mg cada 12 horas por siete días.
Existen presentaciones de una sola dosis para la vía oral y vaginal, pero estas poseen una baja probabilidad
de alivio sintomático en comparación a las presentaciones anteriormente indicadas (4,6,7,20). Existen
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alternativas como por ejemplo el Tinidazol que es opción cuando no se toleran terapias de primera línea
(4,6,7,20). El régimen para el tinidazol corresponde a 1 gramo vía oral por día por cinco días (4,6,20).
Actualmente existen nuevas terapias por ejemplo con el secnidazol que es un antibiótico con composición
5-nitroimidazol que posee una vida media mayor de 17 horas en comparación al metronidazol que
cuenta con una media de 8 horas (7). En estudios aleatorizados se ha encontrado que una dosis de
dos gramos de secnidazol es equivalente en efectividad a un curso de siete días de 500mg vía oral de
metronidazol (6,7).
ii. Mujeres embarazadas sintomáticas
Toda mujer embarazada debe ser tratada para lograr el alivio sintomático, (20) se recomienda el
tratamiento por vía oral en los siguientes regímenes: (7,20)
· Metronidazol 500mg vía oral cada 12 horas por siete días
· Metronidazol 250mg vía oral cada ocho horas por siete días
· Clindamicina 300mg vía oral cada 12 horas por siete días
El tratamiento no es recomendado para mujeres embarazadas asintomáticas sin riesgo obstétrico (20).
Algunos clínicos evitan la utilización del metronidazol en el primer trimestre por peligro teratogénico,
pero estudios de metanálisis han demostrado que no existe correlación de teratogenicidad y este
tratamiento es avalado por la CDC para estas mujeres (7).
iii. Mujeres asintomáticas
Se recomienda no prescribir ningún tratamiento,
(7,20) la mayoría de las mujeres resuelven
espontáneamente, pero, existen corrientes científicas que indican que sí se debiese prescribir por el
riesgo aumento de contraer enfermedades de transmisión sexual (7,13,16).
iv. Vaginosis bacteriana recurrente
La recurrencia de vaginosis bacteriana puede afectar a la gran mayoría de las mujeres, se estima que
aproximadamente del 50% al 80% de las pacientes (6,7,15) podría tener recurrencias a los doce meses
próximos después del tratamiento inicial (6). Se considera que el alto nivel de recurrencia es causado
por la falla terapéutica de los antibióticos prescritos, (6) pero también influye el desconocimiento
parcial de la enfermedad (6). Existen múltiples teorías para intentar explicar las recurrencias, la más
actual, que continua en investigación, indica que esta recurrencia se debe a la formación de un biofilm
por Gardnerella vaginalis en el epitelio vaginal, (4,6,7,17) y el cual a su vez causa una baja penetrancia
del antibiótico y ayuda al cultivo de diferentes bacterias (6,7,17).
El tratamiento recomendado para las recurrencias suele ser más extenso, pero siempre consiste en la
utilización del metronidazol (6,7). El régimen terapéutico recomendado es con metronidazol en crema
al 0,75% intravaginal dos veces por semana por cuatro a seis meses (6,7).
Se ha reportado que este tratamiento ha disminuido las recurrencias en hasta un 50% (6). Por otra
parte, estudios han favorecido la utilización del ácido bórico para acidificar la vagina y así promover
el crecimiento de bacterias saludables como el Lactobacillus (6). Para ello, se recomiendan dosis de
600 mg de ácido bórico intravaginal una vez al día antes de dormir por 21 días junto con metronidazol
500 mg vía oral cada 12 horas por siete días (6). Al finalizar este régimen se evalúa a la paciente y si se
determina en remisión, se le prescribe la utilización del metronidazol en crema al 0,75% intravaginal dos
veces por semana por cuatro a seis meses (6).
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VI. Lactobacillus crispatus CTV-05:
Lactobacillus crispatus CTV-05 conocido comercialmente como
“Lactin-V” es un producto
bioterapeutico vivo que contiene colonias bacterianas que son flora vaginal normal (13). El producto está
compuesto de una sustancia en polvo con aproximadamente 2x109 colonias formadoras de L. crispatus
preservados en ingredientes inactivos y es administrado vaginalmente con un aplicador prefabricado
(13). Este producto está diseñado para promover la colonización de parte del Lactobacillus, luego del
tratamiento intravaginal con metronidazol en gel al 0,75% (7,13, 21).
El primer estudio aleatorizado publicado en mayo 2020 (13), demostró la efectividad del Lactobacillus
crispatus en disminuir las recurrencias de la vaginosis bacteriana luego de un tratamiento de
metronidazol y también demostró su seguridad terapéutica (7,13). El estudio fue basado en pruebas
aleatorias realizadas a 228 personas adultas pre menopáusicas menores de 45 años con recurrencias de
vaginosis bacteriana previamente tratada con metronidazol (7,13). Estas pacientes fueron seleccionadas
aleatoriamente, de las cuales, 76 se trataron con placebo intravaginal y 152 con Lactobacillus crispatus
por 11 a 24 semanas (7,13, 21). El régimen terapéutico utilizado en el estudio consiste en dosis iniciales de
Lactobacillus crispatus o placebo administradas luego de 48 horas desde la última dosis de metronidazol
en gel vaginal (13). La frecuencia de dosificación luego de la primera semana se incrementa de una
aplicación semanal a dos aplicaciones semanales, hasta las 11 semanas (13). En la fase 2b de las pruebas
se demostró que la tasa de recurrencia a las 12 semanas era de 30% para Lactobacillus crispatus y 45%
para pacientes tratadas con placebo, a las 24 semanas, la recurrencia era del 39% para Lactobacillus
crispatus contra el 54% para el placebo (7,13).
Los efectos adversos fueron similares en ambos grupos, por ejemplo, se encontró prurito genital en
un 32% en pacientes tratadas con Lactobacillus crispatus en comparación a un 23% en pacientes
con placebo (13,21). De igual forma, se evidenció un fluido vaginal anormal en un 26% en pacientes
utilizando Lactobacillus crispatus en contra de un 35% en pacientes utilizando placebo (13,21). En virtud
de ello, se concluye que no se encontraron efectos adversos graves en ningún grupo control (13,21). Por
último, el estudio concluye que el Lactobacillus crispatus funciona como un tratamiento para evitar las
recurrencias de la vaginosis bacteriana en comparación a pacientes tratados con placebo (13).
CONCLUSIÓN
El conocimiento actualizado de esta patología es de suma importancia, ya que como se ha indicado, su
presencia y afectación es muy frecuente entre la población femenina a nivel mundial, representando un
reto diario en la práctica médica. Conocer con detalle las causas, epidemiologia, fisiopatología, clínica,
métodos diagnósticos y regímenes terapéuticos es vital para el clínico ya que le ayudará a realizar un
abordaje integral de cada caso, sea este médico general o especialista. El tratamiento de esta patología
es relativamente sencillo y con él se logra aliviar la sintomatología, por ello, su correcto manejo es muy
beneficioso para la paciente desde el la perspectiva de su integridad corporal, como la psicológica.
Los nuevos conocimientos incluidos en esta revisión bibliográfica como los resultados publicados de
estudios aleatorizados publicados en mayo del 2020 con Lactobacillus crispatus, dotan al lector de un
conocimiento actualizado sobre el abordaje más adecuado y los nuevos tratamientos disponibles para
evitar las recurrencias de vaginosis bacteriana y con ello evitar y disminuir las consecuencias corporales,
psicológicas y sociales que esta puede traer en las pacientes.
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