Resumen
En los últimos años, con la introducción de anticoagulantes directos orales la terapia anticoagulante ha vuelto a dar un salto. Tiene como ventajas no requerir un monitoreo estricto como la Warfarina, una menor cantidad de interacciones y una farmacocinética predecible, pero con limitaciones ante enfermedades renales y válvulas protésicas.
Los anticoagulantes son empleados en patologías como la fibrilación atrial, infarto agudo de miocardio, tromboembolismos, válvulas protésicas, neoplasias y trombofilias; es indispensable para los profesionales de salud conocer sus características. En especial durante la preparación prequirúrgica, tanto en procedimientos urgentes como en electivos.
En los últimos años, las innovaciones en la anticoagulación han cambiado las recomendaciones y guías constantemente; el traslape de anticoagulantes como la Warfarina con heparinas se reservan para ciertos casos, según el juico clínico y manejo interdisciplinario de otras especialidades médicas. Considerando los antecedentes, comorbilidades y el riesgo quirúrgico del procedimiento, con el objetivo de tener un balance entre los riesgos de tromboembolismo y sangrado.
Los nuevos anticoagulantes directos orales no requieren traslape anticoagulante, facilitando más las preparaciones quirúrgicas. En procedimientos agudos, el objetivo es revertir la anticoagulación. Al mismo tiempo, los antídotos de anticoagulantes han avanzado, con Idarucizumab y Andexanet, para la reversión de los anticoagulantes directos orales.
El Ciraparantag aún no ha sido aprobado, con posibilidad de ser un antídoto universal para todos los fármacos anticoagulantes. Con estos avances, ciertas prácticas se han vuelto la segunda opción de tratamiento, como el uso de plasma fresco congelado, por los riesgos y desventajas en comparación con los nuevos manejos.
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Derechos de autor 2023 Carlos Mario Sequeira Quesada, Edwin Lin Wu Lin Wu, María José Navarro Alvarado